En los últimos años, el plástico ha sido duramente cuestionado en el sector del packaging. Sin embargo, ¿es justo demonizarlo sin analizar todo su ciclo de vida? Según Zoe Brimelow, directora de Duo UK, lo que realmente necesita el sector e-commerce es una evaluación completa del impacto ambiental de cada tipo de embalaje: lo que se conoce como LCA (Life Cycle Assessment) o Análisis de Ciclo de Vida.
La explosión del comercio online ha traído consigo un aumento exponencial en el uso de bolsas de plástico: solo en 2024, los e-retailers de moda del Reino Unido enviaron más de 941 millones de bolsas de plástico. Si esta tendencia continúa, se estima que para 2030 se habrán usado cerca de 7.000 millones solo en ese país.
Pero según Brimelow, la clave no es imponer más impuestos ni prohibiciones, sino evaluar el rendimiento, el coste, la huella de carbono y la reciclabilidad real de cada solución. A veces, una bolsa de plástico con contenido reciclado puede tener menos impacto ambiental que una de cartón, si se considera todo su ciclo de vida.
Retos actuales del packaging en e-commerce
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Impuestos como el Plastic Packaging Tax han impulsado la demanda de bolsas con al menos un 30% de plástico reciclado. El problema es la escasez de materia prima reciclada de calidad.
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El rechazo generalizado al plástico, muchas veces injustificado, invisibiliza sus posibles ventajas en términos de sostenibilidad.
¿Qué soluciones propone el sector?
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LCAs completos para tomar decisiones informadas y evitar sesgos hacia un material por su percepción pública.
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Aumentar la recogida y reciclaje de bolsas postconsumo. La tecnología existe, pero falta infraestructura.
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Apostar por materiales como bioplásticos reciclables, por ejemplo, bolsas hechas a partir de caña de azúcar o plásticos reciclados del océano.
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Diseñar envases que eviten devoluciones innecesarias y que puedan reutilizarse para reenviar productos, reduciendo emisiones logísticas.
Conclusión: ¿prohibir o analizar mejor?
Desde Menta-Pack creemos que la sostenibilidad no se puede medir solo con etiquetas. Evaluar cada solución con datos reales, desde la producción hasta el reciclaje, es el camino más riguroso hacia un embalaje más sostenible. Apostar por el eco-diseño informado, más que por la reacción emocional, es clave para reducir el impacto ambiental sin comprometer funcionalidad ni experiencia de cliente.
